Trás un fuerte
desayuno, todo listo para el Festibike 2012. Las cosas listas desde la noche
anterior. Cargamos el coche y allá vamos…camino de las Rozas.
A la 9h15 ya
estamos en el parking; pensábamos que seriamos de los primeros pero aquello ya
está abarrotado. Todo el mundo descargando y preparando sus bicis (que por
cierto… ¡Vaya pedazo de bicis¡).
Un rato después
estamos listos así que nos disponemos a ir hacia el punto de salida … vamos …..
NO ¡!! “No te lo vas a creer….me he dejado el casco en casa!
Son las 9h30 así
que me voy pitando a casa a por el casco.
Luigi me guarda la plaza de parking a golpe de gafas (nada como unas
gafas de sol para imponerse a la muchedumbre). Por suerte no vivimos lejos así
que a las 9h50 estoy de vuelta. Ahora sí….vamos al punto de salida.
Parece que
hay menos gente que en años anteriores pero decidimos salir de los últimos. No
hay nada peor que los flipados de primera fila.
Diez de la mañana
y dan la salida. La gente sale muy tranquila, saben lo que les espera. Los
primeros kilómetros transcurren tranquilos y rodeados de gente hasta pasar el
embudo justo a los pies de Rio Chico.
Empieza la
ascensión….7km de subida con canto rodado… nuestra ya vieja amiga “la subida a
Rio Chico”. El pelotón se empieza a
dispersar. Los más fuertes suben como jabatos mientras muchos otros tienen que
desmontar. Hasta este punto vamos bien aunque el calor empieza a notarse.
Primer tramo terminado, ya estamos en Colmenarejo casi a una hora de la salida.
Nos adentramos por los caminos y regueros que nos llevarán a la cumbre con el
Pardillo a los pies; tramo ya habitual en nuestras salidas. Primer
avituallamiento, un poco pobre. Este año las primeras marcas son inexistentes.
Descendemos hacia
el Pardillo por una rampa que nunca habíamos tomado. Lo cierto que parecía un
fuera pista con mucha pendiente y piedra suelta. Se supone el punto más
peligroso de la ruta. Ya aquí nos encontramos a algún tipejo con prisa… alguno
que no ha entendido que el nivel se mide en las subidas no en las bajadas.
Desde el Pardillo
nos dirigimos a la Cañada pasando por el aeródromo y posteriormente cruzando el Rio Aulencia.
Una vez en al Cañada, seguimos dirección Quijorna hasta llegar a los pies del
puerto que nos llevará hasta Valdemorillo. En este punto ya empezamos a estar
mas cansados. Rondamos los 40 kilómetros con un calor de espanto (ni una sola
nube, ni un solo soplo de aire). La subida es de gran dificultad con desnivel,
curvas y piedra suelta además de ser bastante larga (unos 8 km). Aquí cae
muchas gente, el pelotón se dispersa muchísimo y algunos parecen no poder pasar
de este punto. Con mucho esfuerzo llegamos arriba… (¡Por cierto…Luigi hecho un
jabato … sube como un animal todas y cada unas de las rampas!). Una vez arriba
llegamos al segundo punto de avituallamiento y cual es nuestra sorpresa al
descubrir que no hay agua. No han calculado bien y los primeros han acabado con
las existencias. ¡Vaya desastre! La gente enfadadísima. Por suerte justo al
irnos llega una furgoneta con algunas botellas así que logramos rellenar un
poco nuestros botes.
Anécdota graciosa
antes de llegar a Valdemorillo…varios parados en un lado; alguien les pregunta
que si va todo bien. La respuesta: “¡Sí si…aquí echando un cigarrito!”
Nos adentramos en Valdemorillo para llegar a la bajada hacia el molino. Bajada bastante interesante y en ocasiones peligrosa (dichosos banco de arena… te sube las sangre al cuello cuando los pasas a todo meter!). Una vez abajo nos planteamos si seguir la ruta o desviarnos hacia el Pardillo; Luigi sigue fuerte como un toro pero yo me siento cansado. Que demonios… hemos venido a sufrir! … Tiramos hacia arriba. Esta subida la hemos ya hecho varias veces pero de bajada. Es bastante más fácil que las dos anteriores salvo que con casi 50km a la espalda. Poco a poco llegamos arriba. Lo peor ya ha pasado. Mientras subía me venían a la cabeza imágenes de películas de guerra. La gente parada a los lados, en silencio, como si hubieran sobrevivido a una explosión. De la alegría del principio ya no quedaba nada. Los calambres y las pájaras empiezan a ser cada vez más comunes. Una cosa a resaltar de esta carrera ha sido el buen ambiente que hemos encontrado. A diferencia de otras ocasiones, la gente se ayudaba y animaba mucho más. Pocos eran los que venían a competir y mucho los que venían a compartir.
Nos adentramos en Valdemorillo para llegar a la bajada hacia el molino. Bajada bastante interesante y en ocasiones peligrosa (dichosos banco de arena… te sube las sangre al cuello cuando los pasas a todo meter!). Una vez abajo nos planteamos si seguir la ruta o desviarnos hacia el Pardillo; Luigi sigue fuerte como un toro pero yo me siento cansado. Que demonios… hemos venido a sufrir! … Tiramos hacia arriba. Esta subida la hemos ya hecho varias veces pero de bajada. Es bastante más fácil que las dos anteriores salvo que con casi 50km a la espalda. Poco a poco llegamos arriba. Lo peor ya ha pasado. Mientras subía me venían a la cabeza imágenes de películas de guerra. La gente parada a los lados, en silencio, como si hubieran sobrevivido a una explosión. De la alegría del principio ya no quedaba nada. Los calambres y las pájaras empiezan a ser cada vez más comunes. Una cosa a resaltar de esta carrera ha sido el buen ambiente que hemos encontrado. A diferencia de otras ocasiones, la gente se ayudaba y animaba mucho más. Pocos eran los que venían a competir y mucho los que venían a compartir.
Llegada al último
avituallamiento. Ya solo quedan unos pocos kilómetros por zonas que ya
conocemos. Bajada hacia el pardillo por la plataforma; pese a conocerla bien no
vamos muy rápido ya que los brazos también están resentidos de los ya cerca de
60km.
Tras cruzar el
Guadarrama ya solo nos quedan los últimos 3 km de subida hasta la meta….subida
suave pero subida; a estas alturas cualquier desnivel parece mayor de lo que es
pero la ganas por llegar aportan los últimos picos de energía.
¡Tras 6 horas
pedaleando, llegada a meta! Que gran satisfacción. Es aquí donde se olvida
todo el sufrimiento para dejar únicamente un buen sabor de boca y orgullo por
haber llegado.
El recuerdo que
queda es una salida dura pero bonita con Luigi, mi amigo y compañero de monta;
al final esto no hace más que animar el ansia por ponerse nuevos retos y
continuar disfrutando de estos momentos en buena compañía.
Fdo:Yo y Mi
Muy buena, tan real como lo cuentas. Ahora a prepararse para La Imperial
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